El objetivo ya no de mantener un peso razonable sino de evitar a toda costa superar los niveles de peso indicados para cada competencia se convierte en una forma de vida que exige una rutina sostenida solo alcanzable si el jockey asume una conducta profesional y personal adecuada.

No es una complejidad menor el hecho de que el período de la vida en que el jinete se dedica profesionalmente a esta actividad es muy extenso.

Los cambios propios del ciclo vital afectan la capacidad de mantener el peso requerido, lo que hace que las prácticas que han de adoptar los jinetes a medida que van envejeciendo deban también adaptarse.